Lo sorprendente de la magia es que cuando nos convence logra también invadirnos intensa, profundamente. Sabemos que lo que nos presentan nuestros sentidos no es real, pero los límites entre la realidad y la magia se han diluido a punto tal que nada puede ser real y, al mismo tiempo, todo es verdadero. En ciertas ocasiones el arte puede llevarnos a esos parajes que forman parte de lo cotidiano en los niños: los reinos mágicos. Esta imagen me remite a esos misterios provocados por transitar de ilusiones primordiales y de aventuras de la imaginación exacervada por el encantamiento que me propone el artista. ¿Que hay más allá de ese haz de luces que me rodea? ¿de donde viene y a donde va? ¿porqué me permite mirar su centro y a la vez su vacío? Tal vez las respuestas a mis preguntas solo puedan ser reveladas por la artista: instalación .