Hasta el día de hoy llevo acumulados unos 56.730 millones de kilómetros en mi camino alrededor del sol, lo que no es poco. Insignificantes en términos astronómicos, en estas 61 órbitas tuve y tengo la enorme suerte de haber tenido padres a quien amar y por quienes fui amado, hermanos de quienes aprender y admirar, una compañera que acompañándome la mayor parte de este fantástico viaje se ha transformado en el centro de mi todo, en la razón de lo que soy y es, dándome los hijos más maravillosos que haya podido tener y una nieta, mi preferida. Todos ellos son algo más de lo que llamamos “familia”, a secas, son parte insustituible de mi relación con la vida.
También están o estuvieron quienes en algún momento formaron parte de “mis afectos”, amigos con los que me ha tocado compartir las alegrías del trabajo, del deporte o de las cosas intrascendentes que terminan resultando importantes. Durante este enorme recorrido tuve la rara oportunidad y el honor de haberme puesto a disposición de mi país en el momento en que las circunstancias eran críticas y exigían los mayores sacrificios. También tuve la practicar deportes y sentir la adrenalina, la pasión, el dolor de la derrota y, en algunas pocas oportunidades, la efímera, dulce e intensa sensación de la victoria. He pasado por aulas aprendiendo de profesores maravillosos y ahora, gracias a esos mismos que me enseñaron, tengo la oportunidad de trasmitir lo aprendido. He trabajado y he estado sin trabajo, en algunas pocas oportunidades he podido hacer aportes valiosos y, sin duda alguna, también he cometido errores. Lealtad y traición, esos compañeros inseparables, fueron parte, causa y efecto, de buenos y malos momentos, sobre todo porque la traición que más duele es la de aquel a quién se le ha ofrecido lealtad. Ahora toca seguir viaje, espero que por muchos más millones de kilómetros, agradeciendo intensamente la posibilidad de ser todavía útil, de tener trabajo, amigos y una familia que me conmueve y me mueve a seguir, sin descanso, sin pausas en búsqueda de más. ¡Gracias a todos ustedes por formar parte de este viaje!
Con cariño, respeto y amor,
José María
También están o estuvieron quienes en algún momento formaron parte de “mis afectos”, amigos con los que me ha tocado compartir las alegrías del trabajo, del deporte o de las cosas intrascendentes que terminan resultando importantes. Durante este enorme recorrido tuve la rara oportunidad y el honor de haberme puesto a disposición de mi país en el momento en que las circunstancias eran críticas y exigían los mayores sacrificios. También tuve la practicar deportes y sentir la adrenalina, la pasión, el dolor de la derrota y, en algunas pocas oportunidades, la efímera, dulce e intensa sensación de la victoria. He pasado por aulas aprendiendo de profesores maravillosos y ahora, gracias a esos mismos que me enseñaron, tengo la oportunidad de trasmitir lo aprendido. He trabajado y he estado sin trabajo, en algunas pocas oportunidades he podido hacer aportes valiosos y, sin duda alguna, también he cometido errores. Lealtad y traición, esos compañeros inseparables, fueron parte, causa y efecto, de buenos y malos momentos, sobre todo porque la traición que más duele es la de aquel a quién se le ha ofrecido lealtad. Ahora toca seguir viaje, espero que por muchos más millones de kilómetros, agradeciendo intensamente la posibilidad de ser todavía útil, de tener trabajo, amigos y una familia que me conmueve y me mueve a seguir, sin descanso, sin pausas en búsqueda de más. ¡Gracias a todos ustedes por formar parte de este viaje!
Con cariño, respeto y amor,
José María
super emocionante y sincero, te salen tan lindas las letras!
ResponderEliminary cuánto me alegra haber sido parte de esas vueltas y que sean muchas más.
besos